Cada competencia de enduro, en si constituye todo un evento épico deportivo único, más aún, trantandose de Los Ángeles, al tener las mejores pistas para la velocidad de nuestro país.
Participar en ellas, es un tremendo desafío para los jinetes, al tener que dosificar en adecuada forma, sin llevarlos a la extenuación, el esfuerzo físico que tienen que realizar nuestros nobles caballos.
Ellos nos darán todo – sin reservas – hasta entregarnos sus vidas ante las exigencias físicas a las que les sometemos.
¿Qué nos piden a cambios? Solo lealtad que implica el concepto de la reciprocidad.
-Yo te doy -Tu me das.
Me das afecto y cariño y te daré nobleza en mi acción
Me das alimento y abrigo y te daré todas mis energías y capacidades; Hasta caer envarado en sangre si me lo pides.
Los Ángeles, con sus extensos bosques de pino, cruzados por caminos planos y blandos, cubierto por arenas volcánicas del Copahue y el Antuco; encierran un desafío técnico que debe ser abordado con gradualidad por la enorme refracción solar que disipan, que fatiga por igual a jinetes y caballos y en el fragor de la competencia, nos cuesta darnos cuenta de ello.
Los Ángeles nos entrega otra lección más a tener en cuenta:
SERENIDAD……Para aceptar el reto
VALOR…….Para enfrentar, lo que se observa aparentemente facil.
SABIDURÍA…….Para reconocer la diferencia entre ambas.
Fernando Horta Jones
( Alias El Tata )